Reseña Cómic: I Am Not Starfire

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Título original: I Am Not Starfire
Editorial: DC
Año: 2021
Guion: Mariko Tamaki
Dibujo: Yoshi Yoshitani
Grado: C-
Reseña: Hugo C

Advertencia: esta reseña contiene SPOILERS de todos los colores.

Hola amigos, ¿cómo están? Yo bien, y mi gata Flora ya tiene las vacunas al día. Y tengo que decir que me identifico totalmente con la protagonista de I Am Not Starfire (2021). En serio.

Sucede que yo tampoco soy Starfire. No soy pelirrojo, ni extraterrestre, ni pertenezco al sexo femenino, ni soy un personaje de cómic creado por Marv Wolfman o George Perez. Así que ni ella ni yo somos Starfire. Posiblemente la mayoría de los lectores (o incluso lectoras) tampoco lo sean.

Pero bueno, hasta ahí llegan las coincidencias.

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No es para ti

La historia en sí es una tontera de ésas que se publicaban hace 70 años en revistitas como Modern Love o Modern Romance, pero aderezada con un poco de lesbianismo acorde a los tiempos que corren y salpicada con uno o dos personajes establecidos del universo DC para asegurarse de que alguien la lea, aunque más no sea por curiosidad. Seguramente un título como No soy Juana de los Palotes no hubiese tenido el mismo impacto.

I Am Not Starfire es un pastiche que mezcla las historias románticas para adolescentes con el cómic de superhéroes. También es una anomalía, como los cómics de Scooby Apocalypse o de Archie vs. Predator, es decir, algo que sucede en una realidad alternativa y nada más. Nada por lo que valga la pena perder el sueño. (Y de todos modos, como dijo alguna vez Robert Crumb: "Son líneas sobre papel, amigos".)

¿Para quién es?

Este cómic pertenece a la línea DC de novelas gráficas para "adultos jóvenes" –o sea, adolescentes de 18 a 34 años– que supuestamente gustan de estas cosas. (Digo "supuestamente", porque se supone que hay estudios de mercadotecnia que avalan esas preferencias. Y sin embargo, no les está yendo muy bien que digamos: no sé si recuerdan que a fines del año pasado, DC cerró el área encargada de este tipo de novelas y despidió a la editora a cargo del sector.)

Y ni siquiera eso les ha salido demasiado bien. Este cómic está dentro de la línea de "adultos jóvenes", pero está ilustrado como un cuentito infantil. Ah, ¿entonces es para nenitos? Difícilmente, ya que está escrito con tantas profanidades que espantará al más liberal de los padres (o madres o tutores o encargados).

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Como sea, fue pensada para otro sector del mercado. O sea, no para el sector mayoritario, el de los lectores "tradicionales" de DC, es decir, el de aquellos que esperan una buena historia que los entretenga y los deje con ganas de volver a por más.

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Un poco de contexto

Tal vez el lector habrá oído hablar de esa (apócrifa) maldición china que decía: "Ojalá te toque vivir en tiempos interesantes". Pues bien, los comiqueros vivimos en tiempos interesantes y maldita la gracia que nos hace.

Desde hace unos años, los comics y las películas se han convertido en usinas de propaganda y entre la corrección político-sexual de raza y género y la cultura de la cancelación, se ha ido transformando el panorama de editoriales y estudios de modo tal que unas y otros nos propinan bodrios mal escritos y peor dibujados o filmados, esperando que recibamos su iluminación fascinados y de rodillas reconociendo el error de nuestras acciones pasadas. Y si no nos gusta, somos tóxicos o misóginos. En fin.

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Por supuesto que lo que conlleva esta clase de productos (paradójicamente) tan sectorizados es la caída de ventas, ya sea de cómics o de suscripciones a Netflix o de entradas de cine. Perpetrar algo tan horrible como el reboot de Ghostbusters (2016) se termina pagando con el fracaso económico. Lo que nos lleva a una nueva maldición, de reciente cuño: Get woke, go broke. Algo así como: "Hazte el iluminado y terminarás quebrado". (Seguramente hay mejores traducciones de la frase, pero ésta me parece más musical.)

Y aún así, la persistencia de este grupo minoritario ya ha afectado –muy negativamente– a franquicias como Star Wars, el MCU, el DCEU y más recientemente Masters of the Universe.

Es en este contexto que aparece este cómic. Y acá sucede algo similar a lo que pasó con la película de Black Widow: los medios de prensa afines le dan tanta manija al ángulo woke y buscan la provocación sin sentido –con frases como "una película que pone a los hombres en su lugar", por ejemplo– , que para cuando sale el producto a la venta ya estamos predispuestos en su contra. De todos modos, en ambos casos no se trata de un producto demasiado bueno.

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Sólo cabe esperar a que pase la moda de esta "iluminación", y mientras tanto leer solamente manga o cómic europeo, o aprovechar para releer esos viejos cómics que aún no hemos leído y se han ido amontonando. Como dato curioso, cada vez se venden más tomos recopilatorios –de esos mismos cómics "tóxicos" de antaño– y cada vez menos revistitas de las actuales series en curso. ¿Por qué será? (Es una pregunta retórica, amigos.)

Dumpster Fire

En fin, vamos al cómic en cuestión, comenzando por el título, que es un título válido y lógico. La niña se llama Mandy Anders, tiene 16 años y dice que no es Starfire, y es cierto, ella no es Starfire. Sólo Starfire es Starfire, y aunque no estoy del todo seguro de que esta señora lobotomizada pero bien intencionada sea la Starfire que uno recuerda de los Teen Titans, seguramente en este cómic, ella es Starfire, o al menos la Starfire de Tierra-355 o algo así. Por lo pronto, algunos críticos ya han rebautizado a este nuevo personaje como "Dumpster Fire", una expresión que suele aplicársele a alguna cosa o situación desastrosa, como por ejemplo, las ventas de los cómics de DC.

Dumps— Mandy es una niña malcriada que culpa de todo a su madre, quien, a fuerza de ser justos, no la ha criado demasiado bien, a juzgar por el resultado final: una adolescente agria y resentida que agrede a todo el que se le cruza. Algunos de los que alaban este cómic sostienen que se critica a D— Mandy por ser lesbiana, pero no es así, gente: se la critica por ser una persona horrible. Para empeorar las cosas, la historia comienza con una Mandy horrible y lo termina con una Mandy horrible pero con poderes.

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Uno ya se ha acostumbrado a Nightstar (Mar'i Grayson), la hija de Dick y Kory que aparece en Kingdom Come, estupendamente ilustrada por Alex Ross y que terminó siendo incorporada a la continuidad "oficial" hace ya unos años, pero aún si no lo hubiese sido, esta continuidad, la de I Am Not Starfire, es otra, en otro mundito, y de todos modos, en el universo DC actual todo coexiste y todo vale, ya se trate del Batman vampiro de Red Rain, el de la serie de 1966, la Nightstar de Kingdom Come o este muñeco desagradable y antipático que nos intentan vender en I Am Not Starfire.

¿De qué va esta novela gráfica? Una adolescente desagradable y antipática está resentida porque su madre es bonita y atractiva y ella no. Busca que la acepten tal como es, pero no acepta a los demás. Esa misma adolescente anda tras los huesos de una de sus compañeras de preparatoria, que también es bonita y atractiva, como su madre. La misma adolescente también resiente el hecho de que su madre sea una superheroína y tenga poderes. Pasan una o dos cosas y al final de la novela, ella también obtiene poderes, aunque eso sí, sigue siendo tan desagradable y antipática como al comenzar la historia.

Dibujitos desanimados

El estilo de Yoshitani es adecuado al tema, que no es, como uno podría pensar, un cómic de superhéroes, sino una historia de Corín Tellado en la que la adolescente incomprendida se enamora por primera vez. Es el estilo de un libro de cuentos para preadolescentes o de una animación al estilo Steven Universe, con elementos del Al Jaffee de las dobladitas de la revista Mad y del Balthazar Franco de Tiny Titans y tal vez incluso con algo del manga más básico, digamos un Doraemon. Es un estilo para contar historias de My Little Pony, no para las elucubraciones de una adolescente resentida. Las escenas de acción –que afortunadamente son pocas y relativamente breves– lisa y llanamente apestan.

Lo que queda claro es que se busca evitar lo que se ha dado en llamar la male gaze, la "mirada masculina", ya que ahora también está mal visto presentar una mujer que resulte atractiva a los ojos masculinos. En cuanto a la masculinidad en este cómic, uno tendría más éxito buscando almejas en Marte. Incluso hay un personaje secundario, el confidente de Mandy, que parece haber sido armado tildando casilleros para crear un varón emasculado y no tóxico, funcional a la agenda del día.

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Volviendo al argumento, tenemos página tras página de malhumor, frustraciones y suspiros adolescentes. Es siempre lo mismo, sin la más mínima señal de cambio o progreso, hasta que eventualmente aparece la hermana de Starfire, una señora que tampoco es Starfire pero aún así viene a pelear por el control del planeta Tamarán, y por un instante uno creería que Mandy es en realidad hija de su tía –es decir, que en realidad ella vendría a ser su prima–, pero no, lamentablemente la villana de este cómic no llega ni por lejos a ser tan desagradable como la protagonista. (Algunos dicen que Mandy Anders es una auto-inserción de la autora. Esperemos que no sea así, por el bien de sus vecinos, amigos y parientes.)

Un detalle interesante de esta novela gráfica es cómo se la presenta a Starfire: hueca, con poca inteligencia, promiscua y fácil de derrotar, una sombra de lo que suele ser en sus apariciones regulares.

No es gran cosa, doña Rosa

Así que, como ven, este cómic no es parte de las historias habituales de los Teen Titans; es otra cosa. I Am Not Starfire es una historia adolescentonta y muy, pero muy previsible, que cuenta con un cameo extendido de los Titans, una villana fácil de derrotar y poco más. Estas historias seguramente tienen su nicho –es decir, su lugar en el mercado– y está bien que así sea. Sólo espero que los editores de DC –los dos o tres que han quedado tras las varias oleadas de despidos– no pretendan que este esperpento le interese al lector habitual de Teen Titans. Esto es más en la onda de Susy, secretos del corazón.

Aún así, es seguro que este cómic recogerá algunas críticas positivas e incluso algún que otro premio. Pero no nos engañemos, esas críticas y premios no tienen que ver con la calidad artística sino con el discurso. Y por sobre todas las cosas, esta novelita gráfica es un producto marginal, dirigido a un pequeño sector del mercado y destinado al olvido de manera casi inmediata, como sus antecesoras. El problema no es tanto I Am Not Starfire sino la agenda que siguen tratando de imponer de continuo en los títulos regulares de DC y Marvel y otras editoriales, que en vez de crear sus propios personajes progres, alteran y destruyen los ya creados. Justamente en este caso, mal que mal, se han tomado la molestia de crear a esta hija alternativa de Starfire, así que podría haber sido peor. ¿La recomiendo? Sí, para quienes se interesen en las novelitas de Corín Tellado hechas cómic o busquen un ejemplo de cómo NO hay que escribir una historia. De lo contrario, abstenerse.

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Por otra parte, alguien tendría que decirle a esa chiquilina que cambie de remera, aunque más no sea para cuando editen la versión en español.

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